Busco flores a mí alrededor y sólo veo recuerdos de una primavera que marchitó.
Las eternas nubes flotan en el blanco y me pregunto: ¿quién le robó el azul al cielo?
La tarde huele a tu perfume en mi memoria y ya no puedo estar a más kilómetros de ti.
Avanzo de fotograma en fotograma con la persistente velocidad del olvido.
Un simple parpadeo levantará huracanes de pasión o tibia indiferencia al cruzar miradas.
No hay rumor de olas ni estrellas haciendo el amor y vuelvo a preguntar: ¿quién me robó el mar?
Y en esta eterna interferencia de pensamientos entrecruzados, mis manos vacías te esperan en el aire.
Y una lágrima solitaria recorre senderos en blanco y negro.
Y me pregunto: ¿quién me robó las ganas, los latidos, el tiempo?